Me doy cuenta

Una de las maneras de definir la terapia Gestalt es la “terapia del darse cuenta”. Como nombre está bien, ahora bien; darse cuenta de qué y para qué. Qué se persigue con algo que en principio parece tan obvio como darse cuenta de…

Darnos cuenta de algo nos da la posibilidad de reconocerlo en su justa medida, de valorarlo, de saber si nos gusta o no. En terapia es una valiosísima herramienta que nos abre la puerta del cambio. Así que hemos lanzado este post para intentar  acercar y ampliar este concepto; pilar básico de la terapia Gestalt. Como siempre, esperamos que os guste.

En primer lugar tomar consciencia de nuestras sensaciones corporales, de nuestras emociones, sentimientos y de nuestros pensamientos nos permite contactar con un primer nivel de darse cuenta.  El simple hecho de tomar consciencia ya incide en la persona y la sumerge en el proceso de  empezar a ser observador de uno mismo para poder discernir aquello que nos hace daño y aquello que nos sienta bien. Poco a poco, este ejercicio, que parece complicado y requiere de voluntad y entrega, va resultando más fácil. Muy a menudo uso el símil de aprender a conducir. Inicialmente vamos atentos a todo, con una atención con tensión, pensando los movimientos y la marcha que hay que poner. Con la práctica el conductor va relajándose hasta el punto de mantener una atención más relajada y automatizar los movimientos. Es decir, este primer darse cuenta nos empieza a centrar en nosotros mismos, en un continuo de atención de lo que hago y cómo lo hago.

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Aceptando lo que somos

Esta es la tercera y (y última, por ahora) publicación sobre aspectos básicos de la teoría de la Terapia Gestalt. Esta vez explicamos brevemente cómo trabajamos e intrucimos un elemento que nos diferencia de la mayoría de psicoterapias y en especial de la psicología clínica: la actitud que mantiene el terapeuta. Como siempre, esperamos que os guste

A grandes rasgos la manera de trabajar sería la siguiente:

Contactar con el “aquí y ahora”. Darnos cuenta de qué hacemos, sentimos y pensamos en relación a las situaciones que nos producen sufrimiento. Parece algo de lo más sencillo y sin embargo muchas veces no lo es. En muchas ocasiones nos cuesta asumir que estamos enfadados con alguien o creemos que haciendo o sintiendo algo vamos a romper nuestro autoconcepto.

Es en esas ocasiones que surge ese pensamiento de “yo no soy así”.

Trabajar con las partes “escondidas” de nuestra personalidad. Con esa “sombra” que nos empeñamos en ocultarnos a nosotros y a los demás y que sin embargo forma parte intrínseca de nosotros mismos, y que en ella misma esconde el potencial para un desarrollo total de la persona. Más allá de lo que nos gustaría ser, de lo creemos que tendríamos que ser y de lo que los otros esperan que seamos, nosotros somos lo que somos. La función de la terapia Gestalt es ayudar a desarrollar el potencial de cada uno, sacando a la luz el tesoro de la individualidad que llevamos dentro.

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