Cariño… Tenemos que hablar (II)

Segunda Parte: La intervención terapéutica

Y así es como llega la pareja a la sesión: con una sensación de que hay un problema grave que no son capaces de resolver. La terapia intenta que las parejas encuentren soluciones a sus problemas dentro de su particular manera de funcionar, de ninguna manera imponiendo la visión o los prejuicios del terapeuta. Como he dicho antes son ellos los que definen su modelo de pareja.

La intervención se plantea desde varios puntos. Antes que nada es importante dilucidar si ambos quieren seguir siendo pareja y cual es la motivación que les mueve al venir. Acudir a terapia de pareja no es sinónimo de arreglar nada. Es posible que durante la terapia nos demos cuenta que no podemos o queremos continuar con el modelo que teníamos hasta el momento, o de darnos cuenta que el proyecto que iniciamos con la otra persona no tiene futuro, o ya no nos satisface o no lo queremos continuar o… A veces la mejor manera de continuar es aceptar la ruptura y si esta se produce en terapia se puede dar la oportunidad de cerrar la relación de una manera harmoniosa y amorosa. Una ruptura no debe ser tomada como un fracaso.

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Asertividad: Claro, Concreto y Conciso

Aquí estamos de nuevo. Después algún tiempo y tras el parón de  las vacacacions  con la intención y el compromiso de actualizar este blog, aportando y compartiendo artículos,  información o reflexiones que os puedan ser útiles e interesantes.

El nuevo arranque lo hacemos con un artículo de nuestro colaborador y amigo Joan Montero, terapeuta gestalt, coach y formador. Este artículo fue publicado recientemente en su blog.

Esperamos que os guste

A menudo, en las relaciones interpersonales, el origen de muchos conflictos, discusiones o malos entendidos, gira entorno a la comunicación.  Entre lo que uno quiere decir y lo que acaba diciendo, transcurren numerosos factores que distorsionan el mensaje. ¿Cómo podemos superar estas barreras?

Suelo recomendar a los clientes y en los grupos que facilito que para tener una buena comunicación hay que seguir la regla de las tres C’s: claro, concreto y conciso. A continuación vamos a ver qué sentido tiene aplicar esta regla:

CLARO: Es aquello que puede diferenciarse con facilidad, resulta sencillo de entender y es indudable.

CONCRETO: Se suele oponer a lo general o abstracto, ya que está referido a algo determinado y preciso.

CONCISO: Es posible asociarlo con lo imprescindible para generar sentido. Todo lo superfluo o accesorio, por tanto, escapa de la concisión.

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