Aceptando lo que somos

Esta es la tercera y (y última, por ahora) publicación sobre aspectos básicos de la teoría de la Terapia Gestalt. Esta vez explicamos brevemente cómo trabajamos e intrucimos un elemento que nos diferencia de la mayoría de psicoterapias y en especial de la psicología clínica: la actitud que mantiene el terapeuta. Como siempre, esperamos que os guste

A grandes rasgos la manera de trabajar sería la siguiente:

Contactar con el “aquí y ahora”. Darnos cuenta de qué hacemos, sentimos y pensamos en relación a las situaciones que nos producen sufrimiento. Parece algo de lo más sencillo y sin embargo muchas veces no lo es. En muchas ocasiones nos cuesta asumir que estamos enfadados con alguien o creemos que haciendo o sintiendo algo vamos a romper nuestro autoconcepto.

Es en esas ocasiones que surge ese pensamiento de “yo no soy así”.

Trabajar con las partes “escondidas” de nuestra personalidad. Con esa “sombra” que nos empeñamos en ocultarnos a nosotros y a los demás y que sin embargo forma parte intrínseca de nosotros mismos, y que en ella misma esconde el potencial para un desarrollo total de la persona. Más allá de lo que nos gustaría ser, de lo creemos que tendríamos que ser y de lo que los otros esperan que seamos, nosotros somos lo que somos. La función de la terapia Gestalt es ayudar a desarrollar el potencial de cada uno, sacando a la luz el tesoro de la individualidad que llevamos dentro.

Hay una confianza implícita en la capacidad de la persona de que conforme vaya tomando cada vez más contacto con lo que hace, con lo que le gusta, con lo que siente y con lo que piensa, habrá una mayor libertad para elegir con conciencia. Una mayor posibilidad de cambio al abrirse ante él un mayor abanico de posibilidades. Y por último, una elección responsable: de todas las cosas que puedo hacer aquí y ahora, elijo hacer ésta.

La actitud del terapeuta

 En la terapia Gestalt existe una actitud más de respeto por la enfermedad de la persona que un intento de efectuar cambios. El cliente no necesita otra persona más que le diga lo que tiene que hacer.  El terapeuta acepta a la persona tal como es. Esta forma de trabajar sería el llamado “acompañamiento” terapéutico.

 El terapeuta se centra para ello en estar presente en el aquí y ahora, con una actitud de apertura y aceptación de lo que surja. Podemos decir que pone las condiciones necesarias para que el cliente pueda poner en marcha y experimentar su “darse cuenta”.

¿Qué es el darse cuenta? Es una forma de vivenciar. Es el proceso de prestar atención, estando en contacto con la situación o necesidad más importante que surja en el momento actual e igual de importante, qué sentimos, que reacción nos despierta y cómo hacemos frente a esa necesidad  o situación.

 Desde la terapia Gestalt se cree firmemente que la relación por sí misma es curativa. El terapeuta ofrece confianza, respeto y aceptación. Es la propia persona, que sintiéndose aceptada y respetada, podrá  empezar desde el primer momento a recuperar su propio respeto y aceptación  y, desde ahí, empezar a realizar cambios en su manera de relacionarse.

 

Los comentarios están cerrados.