Los psicoterapeutas somos, antes de nada, personas con nuestras alegrías, miedos, anhelos y dificultades. Es por ello que abrimos un espacio en el blog donde nos iremos presentando y mostrando poco a poco. Queremos que nos conozcamos, que me conozco; así que aquí os escribo un poco de mi historia:
A menudo nos pensamos que estamos bien y que somos plenamente conscientes de lo que escogimos y deseamos. En mi proceso de crecimiento personal me he dado cuenta de que la mayoría de veces poco sabía de lo que me sucedía y pocas veces me responsabilizaba. Un ejemplo de lo que explico serían ciertos momentos en que ante una situación que me incomodaba y me hacía sentir mal para mí era más fácil ponerme a llamar a una persona cercana, provocar un conflicto y una discusión basada en reproches, que darme cuenta de lo que sentía y responsabilizarme de comunicarlo. Protestar y reprochar lo que el otro hacía mal tenía más fundamento que prestar atención y sentir mis emociones, sensaciones y pensamientos.
Me he equivocado a menudo, he vivido momentos en que la incertidumbre, las dudas y el miedo me devoraban por dentro, momentos de crisis, abismo y vacío. Mi respuesta inmediata solía ser la resistencia a no querer aceptar lo que me estaba sucediendo. Altos y bajos emocionales, euforia, rabia desbocada y nada reconocida, mucho juicio interno, dificultad para expresar lo que sentía y para diferenciar los límites entre mis necesidades y las de los demás. Vivía en un mundo donde la amenaza era continua y la sensación de invasión constante. Este malestar interno se repetía y repetía, y me posicionaba con una actitud a la defensiva a partir de la cual siempre me sentía atacada. Algunas veces me sentía bien y me pensaba que el miedo a ser rechazado estaba resuelto. Inmediatamente, me daba cuenta de que no, sobre todo, cuando una mínima chispa de desconfianza, una mirada fría, un posible rechazo me despertaban las alarmas internas. Mi miedo al abandono y a no ser aceptada fomentaban en mí una actitud de control, tensión, defensa y ataque.
Vivir un proceso de terapia me ha ido muy bien para descubrirme y RE-DESCUBRIRME en aquellos aspectos que veía en los demás y que fundamentalmente son míos. Tiempo atrás era incapaz de sostener un conflicto ni de plantar cara a nadie. Me generaba tanta agresividad interna y me hacía tanto miedo que me bloqueaba. Me di cuenta de que tenía mucha dificultad para relacionarme con personas que me violentaban y despertaban en mí ese miedo.
Aceptar que soy responsable de la vida que me creo, de mis elecciones y de las relaciones que establezco me ha ayudado mucho. Mirar de cara la Dra. Jekyll and Hide que hay en mí me ha ayudado a tomar conciencia de mis dificultades y de mis virtudes y potencias y a darme cuenta de que son diferentes manifestaciones de la misma cosa, es decir, yo misma. Valorada lo que no me gusta de mí misma me lleva a abrir las puertas de muchas potencialidades dormidas que residen en mi interior. Mi luz… un acto de fe, perseverancia, compasión y dignidad hacia mí misma.
Aidam Terapia nace de la vocación, del deseo de compartir un camino recorrido que me ha ayudado a descubrir mis recursos personales, a asumir la responsabilidad de mi propia vida y a sentirme satisfecha. A acompañar, como psicóloga y psicoterapeuta, a aquellos que quieren recorrer su propio proceso y empatizar con sus pasos la memoria de las mías. Un camino que no tiene fin y donde cada paso le da su sentido.
Emma