15 Nov2018
¡No quiero vivir así!
En consulta es habitual encontrarse con personas que están transitando un momento vital en el que se plantean si quieren seguir viviendo o no, o que reflexionan sobre el hecho de no querer seguir viviendo como hasta ahora.
¿Alguna vez te has sentido cansado de vivir muerto? ¿Sin ganas de seguir?
¿Sin ver la salida? ¿Confundido? ¿Sin ánimo, sin ganas, sin un sentido que te haga de motor?
Es habitual que en algún momento de la vida las personas topemos con alguna crisis existencial. Las cosas no van como nos gustaría o como habíamos imaginado con anterioridad. En las relaciones con los demás surgen obstáculos, miedos, inseguridades, que se cuelan inconscientemente en la forma de estar en contacto con el otro, con los otros. Momento en el que aparecen dudas, confusión, reflexiones sobre cómo está nuestra vida, qué sentido tiene y dónde la persona se enfrenta a sus planteamientos y a un análisis de cómo de perdido está. Trabajo, familia, pareja, hijos, aspectos personales que de alguna manera te ponen delante preguntas existenciales que no sabemos abordar. Todo esto trae insatisfacción y frustración y, en algunas personas, la forma extrema de sentirla es conectar con las ganas de morir y desaparecer. Son habituales en consulta comentarios como “¡Total para que! ¡Dudo que afecte mucho si me voy!”
Transitar por estos periodos “depresivos” es humano. La dificultad reside en poderlos sostener y no ceder a la tristeza y dolor en sí. Socialmente no hay cabida para sentirlos y mostrarlos tal cual son. En ellos, se esconden vergüenzas profundas infantiles, miedos y un dolor hondo que no siempre son fáciles de dejar salir y escogemos la opción de esconderlos y taparlos como sea. Tenemos tanto miedo a contactar con nuestra tristeza y dolor, que de forma paradójica, nos acaba arrastrando a un estado depresivo y de mucha confusión y malestar. A menudo hay una creencia oculta detrás de que “si dejo salir toda mi tristeza y dolor entraré en un pozo del que no hay salida”. Son comunes imágenes asociadas como un túnel negro sin salida, un pozo oscuro que me atrapa y no puedo salir, sentirse atrapado como en una prisión entre rejas, bloqueado y atado sin poder mover brazos y piernas…y así muchas imágenes más.
Lo difícil de estos momentos es enfrentarse a tal dificultad. Parar, resistirse a la tentación de ceder a los impulsos de querer huir, salir corriendo, evitar o esconderse bajo una manta donde nadie me pueda ver. Cuando estas maneras de protegerse se repiten una y otra vez a lo largo de un tiempo es cuando, inconscientemente, corremos el riesgo de entrar en depresiones (patológicas).
A mi parecer las personas que se enfrentan a estas dudas existenciales, son valientes. Son personas que sufren, sufren mucho. Mirar de cara a este sin sentido de vivir nos acerca a la vida. Si como persona soy capaz de hacer este ejercicio de humildad y transparencia, me ofrezco la oportunidad de re-conectar con la vida, el júbilo y con todo aquello que en otras etapas era motor. Una vez llegados a este punto no queda más que salir para arriba. También es verdad que hay quién elige de forma inconsciente no salir. De aquí podemos entender personas que viven bajo depresiones patológicas e incluso personas que deciden suicidarse y quitarse la vida. Al fin y al cabo, desde todo mi respeto y comprensión, es una salida más.
En estos periodos de confusión existencial hacer un auto-análisis ayuda a la persona a empezar a darse un trato distinto. Fomentar una mirada compasiva y amorosa ofrece a la persona la posibilidad de entender que le está pasando, relacionarlo con dinámicas de su pasado donde aprendió maneras inconscientes de relacionarse con el otro, reflexionar sobre su personalidad y manera de estar en el mundo, cómo funciona, cómo se siente, cómo se protege del dolor. En fin, a poder discriminar si este estado depresivo es temporal o es patológico.
Arriba los valientes (elijan la salida que elijan).
Etiquetas:cansado de vivir muerto, confundido, crisis existencial, depresivos, dolor, inseguridades, miedos, momento vital, seguir viviendo, tristeza, vergüenzas profundas infantiles
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Pedro
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Lo tengo muy mal, hace 5 años me diagnosticaron una enfermedad rara que va a peor,al principio todo bien,pero ahora estorbo en todos lados,mi familia y estoy apunto del divorcio,no tengo donde ir,estoy en una situación límite,siempre e sido autosuficiente y ahora no,no puedo seguir así.
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