13 Mar2012
El mágico mundo de la fantasía…
¿Quién de vosotros no ha vivido la siguiente situación? Os presentan a alguien que os atrae (es un amigo/a de un amigo, el nuevo jefe/a de sección, el nuevo informático/a, el primo/a de tu vecino…), inmediatamente te descubres imaginando toda la historia de que os conocéis, os besáis, lo bien que lo váis a pasar a partir de ahora, qué sucederá, dónde alquilaréis piso juntos…¡ y algunos incluso tenemos hijos o compartimos cuenta bancaria con personas que ni siquiera conocemos! y ¿a cuántos de vosotros os ha pasado el llevaros el chasco de vuestra vida cuando a los días siguientes os enteráis que ya tiene pareja, que está casado/a, que no es de tu misma orientación sexual o que no vive en tus proximidades?
¿A cuántos de vosotros os ha pasado el recibir una buena notícia en el trabajo (un simple chismorreo), habéis imaginado como os lo concedían, os habéis ilusionado desarrollando un nuevo proyecto y cómo lo llevaríais a cabo…y finalmente todo resulta ser un bulo, te quedas a cuadros y de muy mala leche? ¡venga otro chasco! Y así uno detrás de otro…
Me podría pasar horas poniendo ejemplos. Todos los hemos vivido, cada cual con su estilo y su manera de hacer, con su intensidad y frecuencia. Algunos somos maestros de la fantasía, otros no tanto….algunos podemos estar gran parte del día fantaseando aunque con historias nímias e irrelevantes, otros quizás no lo hacen tan a menudo aunque la situación imaginada y fantaseada pueda ser más importante y traerle más dolores de cabeza, otros casi no fantasean y otros no fantasean y casi que ni se dan cuenta de que no lo hacen. Mil y una posibilidades…como personas hay.
A partir de aquí surgen varias cuestiones al respecto ¿cuál es el límite en que una fantasía pasa de ser sana a generar malestar?, ¿cómo afecta en mi vida el hecho de fantasear? ¿en qué momento dejo de ser realista y empiezo a divagar por mis mundos interiores?, ¿cómo me doy cuenta de ello?, fantasear e imaginar es saludable ¿no?, ¿qué pasa con las personas que no fantasean nada? ¿Y con las que lo hacen continuamente?
Siempre me había considerado una persona fantasiosa, imaginativa, con un mundo interior rico e insondable. Lo vivía como un aspecto muy positivo de mi personalidad. La verdad es que con el tiempo me he ido dando cuenta que este aspecto de mi misma es una de mis grandes virtudes y una de mis mayores dificultades. Y ahora estoy en la tarea de convivir con ello.
La conciencia y la actitud de darme cuenta y estar atenta a pillarme a mí misma son los pilares que me han ayudado a poder discernir entre los momentos en que fantasear e imaginar me llenan y me satisfacen, de aquellos en que me invaden, no me dejan ver con claridad, me engañan a mí misma y me hacen sufrir. En fin, que no me permiten tocar de pies en el suelo.
A menudo me he dado cuenta que fantasear e imaginar me ha servido para tapar algún dolor o miedo profundos. Una tapadera para esconder mi anhelo real de querer estar con alguien, de no sentirme sola, de no querer ver aquello a lo que me resisto de mí misma.
Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio estilo. Aquello que nos puede enriquecer es darnos cuenta de cómo fantasear e imaginar afecta a nuestra vida. Si lo vivo sanamente probablemente tendré una sensación de placer y al mismo tiempo seré consciente de que estoy haciendo el acto de fantasear. De esta manera, se amplía la capacidad de discernir y responsabilizarme de mí mismo. Si lo uso como medio para evitar u ocultar, tendré una sensación interna un poco confusa acompañada de algún run-run mental. Algo en mi me dice y sabe que…y en el fondo no acabo de sentirme bien.
Etiquetas:conciencia, escapar del dolor, fantasia, futurizar, imaginar, realidad, Responsabilidad
"Trackback" Enlace desde tu web.
montse
| #
Es cierto, volamos con la mente y luego……
me ha gustado mucho. te animo a escribir mas artículos.
Reply